Pocos resultados para tanta complacencia

Durante cuatro meses, la furgoneta de Retorna Tour con un sistema integrado para la recuperación de envases ha visitado Madrid, Valencia, Mallorca, Ibiza, Barcelona, ​​Zaragoza, Bilbao, Sevilla y nuevamente Madrid, mostrando los valores del Sistema de Depósito, Devolución y Retorno de envases. Llevamos buena parte del año hablando de ello, con datos e informaciones a favor y en contra del sistema, fácilmente asequibles en la red.

Una vez finalizada la campaña en Madrid, y después de estos cuatro meses, el balance final según los promotores se salda con 269.000 envases recogidos y 7.000 firmas. Las cifras son concluyentes según los organizadores y el balance final un éxito rotundo. Se debería intuir con estas afirmaciones que se han alcanzado los objetivos establecidos en el momento de diseñar la actuación?

La cifra de envases recogidos, considerando que cada día se venden en España 51 millones de envases de bebidas, no es en absoluto un dato relevante y que nos proporcione información sobre la percepción y grado de acuerdo o conocimiento de los ciudadanos sobre el sistema. A pesar de ello, los organizadores de la campaña han insistido a diario con la cifra de envases recogidos.

Es más, observando algunos datos e imágenes del Tour, parece que la acción nos ha dejado claro algo que suponíamos: el incentivo económico es un aspecto importante para incidir en la recuperación de envases, más aún si en este caso no se trata de recuperar el dinero depositado, sino de obtener una pequeña cantidad neta por un envase que devolvemos. Las colas multiétnicas con carritos rebosantes de envases esperando la aparición de la furgoneta del Retorna Tour en Barcelona, o el ejemplo, entre muchos que he leído, de un padre y un hijo que en tres días han aportado 8.200 envases recogidos por las calles (3% del total recogido), evidencian que, efectivamente, no le damos suficiente importancia a la recogida selectiva de envases, que los tiramos en cualquier parte y que algunos avispados han sacado un modesto provecho de la campaña.

De todas formas, si algo me asombra sobremanera es la satisfacción por las 7.000 firmas recogidas. Ya me sorprendí cuando en Barcelona se recogieron un millar. Pregunté entonces si se había escapado algún cero por error… ¿Es este realmente el objetivo qué satisface tan gratamente a los organizadores?

No creo que los datos de esta campaña nos lleven por el buen camino. Más bien todo lo contrario. La falta de estrategia y rigor, así como la actitud autocomplaciente y ausente de crítica resumen mi percepción. Y no me alegra en absoluto.

¿Como planteamos las acciones y con qué finalidad? ¿Cuáles eran los objetivos de la actuación?  ¿Somos conscientes quienes son los verdaderos actores y agentes en este juego? ¿Se ha hecho una lectura correcta del proyecto, un plan y estrategia de comunicación que se ajuste a lo que se quería lograr? ¿Dispondremos de datos del impacto real que ha tenido la campaña a nivel ciudadano, haciendo una investigación que nos aporte la mejor información para afrontar una hipotética segunda fase de trabajo? ¿Hemos pensado qué datos e informaciones queríamos recoger a lo largo de la campaña de los ciudadanos que se acercaban? ¿Se han pensado otros canales y actuaciones complementarias para hacer una acción de promoción y conocimiento más potente? ¿Hemos considerado y hemos trabajado con el mundo de la distribución, las administraciones y las empresas implicadas?

Es evidente que los ciudadanos como consumidores formamos parte de la cadena, pero ¿era el momento adecuado, y sobretodo juzgando los resultados, era este el impacto esperado? Si se han conseguido los objetivos, es evidente que tenemos expectativas muy por debajo de lo deseable y una dudosa ambición. Y aunque me sepa mal, creo que esta era una actuación sin objetivos medibles, o sea, sin objetivos.

Si cambiáramos ahora mismo el número de envases por firmas, todavía el camino sería larguísimo, pero quizás sería un síntoma que la estrategia ha sido mejor.

La primera cuestión es metodológica, pero la segunda me remueve aún más. Observo falta de autocrítica y autocomplacencia con unos resultados de los que soy incapaz de ver señal de éxito. ¿Cómo se puede hablar de apoyo masivo de los españoles? ¿A quién intentamos convencer con esta afirmación observando los resultados?

Si queremos jugar en primera división tendremos que quitarnos toda esta ingenuidad de encima. Empecemos a diferenciar ya lo que nos parece deseable, bueno y razonable, de los procesos y actuaciones para llevarlo a cabo con rigor, metodología, ambición y tesón. Entre otras cosas, porque el mismo sistema de retorno se basa en una tecnología y logística excepcional, muy racional y medida, poco ingenua, en resumen. A las defensas cándidas no paran de caerles goles por muchas ganas que tengan de ganar el partido.

Y en todo esto me subyace una idea alarmante sobre la que sería necesario ir reflexionando. Las cosas marchan muy deprisa y la militancia ambiental nos servirá de poco para ganar credibilidad social si no le damos un vuelco a los procesos de trabajo y la seriedad con la que la acometemos. Si el movimiento sostenibilista tiene que ser arrollador, tendremos que cambiar unas cuantas cosas para conseguirlo.

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2 comentaris a l'entrada: Pocos resultados para tanta complacencia

  1. Este road show, desde nuestro punto de vista, sólo ha servido para que ciudadanos poco informados – muchos de ellos indigentes- vean una máquina y cobren cinco céntimos por unidad. Teóricamente promocionaría un sistema para cuatro tipos de envase, pero sólo se recogen los dos más fáciles, ligeros, limpios y valiosos, por lo que es más una gira comercial que educativa. De los otros dos, por cierto, uno ya no está como candidato al SDDR en la ley de Residuos, y no vemos que a los promotores les preocupe especialenmtnee ese desmarque. El ciudadano debe saber que recoger un poco mejor el 5% más valioso de los envases dejando el 95% restante a los sistemas actuales, que laboriosamente, e introduciendo notables avances en las tecnologías de separación, han ido añadiendo punto a punto de reciclado durante los ultimos quince años, no es un avance medioambiental. Es un fraude al consumidor.

  2. Sebastian Rodriguez Moyano diu:

    Realmente la descalificación de nuevos sistemas que nos hagan evolucionar y que nos ayuden a caminar buscando unas opciones o mejoras en la sistemas de recuperación o de reutalización de la materia prima, no creo que sea el camino más idóneo.
    Entiendo que existen algunos determinados intereses que nos vemos obligados a defender y con ello, recurrimos a frases grandilocuentes que descalifiquen a entidades y organizaciones ecológicas, que al fin y al cabo tienen y han tenido un gran protagonismo con sus posicionamientos y acciones, en la conservación del medio ambiente y la sociedad en que vivimos en beneficios de todos.
    En cuanto al SDDR es un sistema plenamente vigente y activo en varios paises, y en muchos de ellos, ha evolucionado muy positivamente. Seguramente Alemania es un país que representa el éxito de gestión en este camino, y en su inicio también se encontró con grandes “enemigos” contrarios a su implantación. ¿Debemos pensar también que el estado alemán realizó un “fraude al consumidor” cuando decidió aplicar en su país de forma general el SDDR??.
    Debemos aprender y evolucionar, se ha hecho un camino correcto seguramente con el SIG; pero queda mucho por recorrer; y la sociedad no puede ni debe detenerse por unos determinados intereses. Todo está por debatir…., no estamos en los mejores momentos ni econonómicos-sociales, para dar por buena nuestra situación. Si otros paises han caminado, nosotros debemos seguir esas huellas y buscar el éxito que parece han obtenido. Sin duda actualmente compararnos con Alemania, en muchos ratios económicos es una pura “fantasia”. Creo que podemos crecer y caminar, escuchando todas las posibles opciones y aplicando las correctas, que más favorezcan al conjunto de la sociedad.